jueves, 24 de julio de 2014

JUANA DE IBARBOUROU


Juana de Ibarbourou (Fernández Morales, de soltera), conocida popularmente como Juana de América (Melo, 8 de marzo de 1892 - Montevideo, 15 de julio de 1979), fue una poeta uruguaya. El 10 de agosto de 1929 recibió, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, el título de «Juana de América» de la mano de Juan Zorrilla de San Martín frente a una multitud de poetas y personalidades. Fue enterrada con honores de Ministro de Estado en el panteón de su familia del Cementerio del Buceo.
Nació en 1892, aunque ella proclamaba haber nacido en 1895. Su nombre era Juana Fernández Morales, pero se hizo conocida como Juana de Ibarbourou, tomando el apellido de su marido, el capitán Lucas Ibarbourou, con quien se casó a los veinte años. Su padre, Vicente Fernández, español de Galicia, nació en Lorenzana —provincia de Lugo—, cuya biblioteca municipal lleva el nombre de la poeta. Su madre, Valentina Morales, pertenecía a una de las familias españolas más antiguas del Uruguay. Vivió hasta los 18 años en Melo. Sobre su niñez y sus vivencias allí escribió:
Fue mi paraíso al que no he querido volver nunca más para no perderlo, pues no hay cielo que se recupere ni edén que se repita. Va conmigo, confortándome en las horas negras, tan frecuentes (...) Allí volará mi alma cuando me toque dormir el sueño más largo y pacificado que Dios me conceda a mí, la eterna insomne (...)
                                                                                            Juana de Ibarbourou.
 Su primera residencia en Montevideo estaba ubicada en un solar de la calle Asilo Nº 50, que con los años pasaría a ser el Nº 3621, entre las calles Pernas y Comercio. Allí vivió entre 1918 y 1921, y escribió sus tres primeros libros —Las lenguas de diamante, El cántaro fresco y Raíz salvaje—. Al comienzo su adaptación fue difícil porque rechazaba vivir en la ciudad. Con los años, sin embargo, terminó considerando a Montevideo como «su ciudad».
En 1929 recibió el título de «Juana de América». Juana describió ese momento así:
(...) un grupo de jóvenes poetas me organizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, una fiesta inolvidable. La presidía don Juan Zorrilla de San Martín.(...) Santiago Cozzolino, el orfebre, había cincelado el anillo de oro simbólico que me ofrecían los poetas. El ambiente era solemne, con la muchedumbre, los himnos, los delegados de toda América, y otro hombre de estatura física pequeña, pero también magnífico y grandioso: Alfonso Reyes.(...) Y a través de discursos hermosos en que la generosidad juvenil iluminaba las palabras, llegó el momento culminante, el de la entrega del anillo. El Dr. Zorrilla de San Martín fue el designado para ello y lo hizo con unas palabras breves y muy hermosas que me quedaron grabadas en el corazón: -Este anillo, señora, significa sus desposorios con América.
Juana de Ibarbourou
El 3 de octubre de 1947 fue elegida para ocupar un sillón en la Academia Nacional de Letras. En 1950 fue designada para presidir la Sociedad Uruguaya de Escritores. Cinco años más tarde fue premiada en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid por su obra. En 1959 se le concedió el Gran Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez.
Al morir fue velada en el mismo Salón de los Pasos Perdidos en que fue nombrada «Juana de América». El gobierno del momento dispuso un día de duelo nacional y fue enterrada con honores de Ministro de Estado, siendo la primera mujer en la Historia de Uruguay a la que se le otorgó tal distinción.

OBRA

En verso

Parte de su obra en prosa estuvo enfocada hacia el público infantil.
  • Las lenguas de diamante, (1919).
  • Raíz salvaje, (1922).
  • La rosa de los vientos, (1930).
  • Perdida, (1950).
  • Azor, (1953).
  • Mensaje del escriba, (1953).
  • Romances del Destino, (1955).
  • Angor Dei, (1967).
  • Elegía, (1968).
  • Obra completa (Acervo del Estado). Cinco volúmenes al cuidado de Jorge Arbeleche, (1992).
  • Obras escogidas. Selección, prólogo y notas a cargo de Sylvia Puentes de Oyenard, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, (1999).
  • Rapsodia de Juana de Ibarbourou. Selección y prólogos de Jorge Arbeleche y Andrés Echevarría. Editorial Rumbo, publicación de AGADU y del Parlamento uruguayo, (2009).
  • Perdida, La Pasajera y otras páginas. Edición, selección y prólogos de Jorge Arbeleche y Andrés Echevarría. Publicación de UTU y del Parlamento uruguayo, (2011).

PROSA

  • El cántaro fresco, (1920).
  • Ejemplario, libro de lectura para niños, (1928).
  • Loores de Nuestra Señora, comentarios a los nombres de la Virgen María, (1934),
  • Estampas de la Biblia, (1934).
  • Chico Carlo, cuentos autobiográficos sobre su infancia, (1944),
  • Los sueños de Natacha, teatro infantil sobre temas clásicos), (1945).
  • Canto Rodado, (1958).
  • Juan Soldado, colección de dieciocho relatos, (1971).

           RAIZ SALVAJE

Me ha quedado clavada en los ojos
la visión de ese carro de trigo
que cruzó rechinante y pesado
sembrando de espigas el recto camino.

¡No pretendas ahora que ría!
¡Tu no sabes en qué hondos recuerdos
estoy abstraida!

Desde el fondo del alma me sube
un sabor de pitanga a los labios.
Tiene aún mi epidermis morena
no sé que fragancias de trigo emparvado.

¡Ay, quisiera llevarte conmigo
a dormir una noche en el campo
y en tus brazos pasar hasta el día
bajo el techo alocado de un árbol!

Soy la misma muchacha salvaje
que hace años trajiste a tu lado.

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TE DOY MI ALMA DESNUDA

Te doy mi alma desnuda,
como estatua a la cual ningún cendal escuda.

Desnuda con el puro impudor
de un fruto, de una estrella o una flor;
de todas esas cosas que tienen la infinita
serenidad de Eva antes de ser maldita.

De todas esas cosas,
frutos, astros y rosas,
que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.

Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
¡que tuviera una intensa blancura de azucena!

Desnuda, y toda abierta de par en par
¡por el ansia del amar!


Juana Fernández Morales, quien se convertiría más tarde en Juana de Ibarbourou, nació en Melo el 8 de marzo de 1892. Su madre Valentina Morales, era descendiente de una antigua familia de origen español afincada en la zona desde finales del siglo XVIII y su padre Vicente Fernández, un inmigrante gallego nacido en Lugo que a pesar de saber apenas leer recitaba a Juana de pequeña los versos de los poetas de su tierra.

En 1908 apareció el primer poema de Juana en el periódico local “El deber cívico”, que firmó con el seudónimo Fid. También escribió poemas y otros textos para distintas publicaciones periódicas: “La defensa”, “El Deber Cívico” y “El Nacionalista”. Más tarde utilizó el seudónimo de Jeanette D’Ibar para registrar sus obras, que utilizó por algún tiempo hasta que lo sustituyó por el de Juana de Ibarbourou asumiendo el apellido de su esposo.

En 1913 contrajo enlace civil con el capitán Lucas Ibarbourou y un año más tarde, nació su único hijo Julio César.

Seis años más tarde, en 1919 se editó el primer libro de Juana, “Las lenguas de diamante”, prologado y elogiado por Manuel Gálvez:

Este libro, tan sano, tan juvenil, tan moderno y a la vez de todos los tiempos, está realizado con un verdadero arte. El verso de Juana de Ibarbourou no siempre es perfecto, pero jamás carece de vigor, de exactitud, de soltura. […] Es la obra de eso algo tan escaso, sobre todo entre nosotrosy tan necesario y admirable en todas partes, que se llama poeta" 

Más tarde la escritora enviaría una carta a Miguel de Unamuno solicitando la lectura de esta obra y este le respondió:

He leído, señora mía, primero con desconfianza y luego con grandísimo interés y agrado su libro “Lenguas de diamante” […] me ha sorprendido gratísimamente la castísima desnudez espiritual de las poesías de usted, tan frescas, tan ardorosas a la vez. Y al enviárselas, como me pide usted, a J.R. Giménez y a los Machado, se las recomiendo" 

Un año después, en 1920 se editó “Cántaro Fresco”, treinta y cinco prosas líricas que recrean la vida doméstica y en 1922 apareció “Raíz Salvaje” culminando así una el primer ciclo creador de la autora.

El 10 de agosto de 1929 Juana de Ibarbourou fue proclamada “Juana de América” en una memorable ceremonia presidida por Zorrilla de San Martín, que se realizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo. En dicha ocasión Alfonso Reyes expresó:

Juana en el Norte, Juana en el Sur, en el Este y en el Oeste: por todas partes fueron cayendo las palabras. Juana donde se dice poesía y Juana donde se dice mujer. Juana en todo sitio de América donde hacía falta un aliento. Juana en las fiestas de la razón y en el luto de los corazones…En estos pueblos de anhelo y brega, en estos pueblos nuestros sedientos ¡qué mejor piedad ni que misericordia más plena! Con cuanta justicia la aclamamos nuestra Juana de América”.  

Hacia el verano de 1938 se produjo el encuentro en Montevideo de las tres grandes figuras femeninas de la poesía latinoamericana del siglo XX: Juana de Ibarbourou Alfonsina Storni y Gabriela Mistral, en una conferencia dictada durante los cursos de verano de la Universidad de la República. En este evento, la poeta chilena pronunció elogiosas palabras su par uruguaya:

La Naturaleza, es decir Juana, no puede contar a vosotros, curiosísimos varones interrogadores, cómo se las arregla para soltar la luz sin ningún trabajo y cómo hace para que el agua de su poesía resulte a la vez eterna y niña. Son cosas my profundas, aunque parezcan tan inocentes, la Naturaleza, hija de Dios, y Juana, hija del Uruguay, y nadie tampoco acertaría con las índoles y los modos…de Juana de América […]Ahí está el agua cayendo llena de luz y de gozo, el agua sin par de Juana. Beber, callar mientras se bebe, y agradecer: esa es toda la política que nos corresponde a las mujeres y hombres en el caso de Juana de América”. 

Entre los diversos premios y reconocimientos que recibió la poeta uruguaya figura la Orden del Cóndor de los Andes en Bolivia (1937) la Cruz del Comendador del Gran Premio Humanitario de Bélgica (1946), la Medalla de Oro del Ministerio de Instrucción Pública (1948), el nombramiento como Huésped de Honor de la Ciudad de México(1951), el premio “Mujer de las Américas” conferido por la Unión de Mujeres Americanas de Nueva York (1953), el Premio de Poesía del Ministerio de Instrucción Pública (1954), el Gran Premio Nacional de Literatura (1959), la Orden de Quetzal en Guatemala (1960) y la Medalla de Oro Alfonsina Storni otorgada por el Consejo Nacional de Mujeres Argentinas.

Desde 1943, además, fue designada para ocupar un sillón en la Academia y en 1960 se conviertió en Académica de Honor de la Academia Nacional de Letras.
Juana de Ibarbourou falleció en Montevideo, en su casona del barrio de la Unión, el 15 de julio de 1979.

https://www.youtube.com/watch?v=2enM61SlDC0

     
             












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