domingo, 31 de agosto de 2014

INDIA MUERTA, 1845 ( I )

     1. INTRODUCCIÓN

      Sólo por aquello de que " la Historia la escriben los vencedores" puede explicarse que la segunda batalla de India Muerta ( 27 de marzo de 1845), y sus ulteriores,  haya sido siempre soslayada en nuestra historiografía oficial. En el marco de la Guerra Grande, Fructuoso Rivera, quien gustaba ser tenido por un oriental liso y llano, llega a India Muerta, con su ejército colorado-unitario, urgido de triunfar, para descomprimir la presencia del ejército de Manuel Oribe en campaña y para oxigenar al gobierno "de la Defensa", encerrado en Montevideo desde las fuerzas blanco-federales sitiaran la ciudad, en 1843, tras la acción de Arroyo Grande. Él es consciente de esa presión y por eso sus horas previas a aquel día nefasto estuvieron impregnadas de dramatismo, aunque se cuidó muy bien de no transmitirle esa sensación a la tropa. Y pierde, lo que transitoriamente lo saca del conflicto y va creando condiciones que repercutirán en el proceso histórico del Uruguay durante largo tiempo.

     ¿Y por qué dar batalla en India Muerta y no en otro lugar? Buscando respuestas: porque era un terreno que conocía muy bien, en proximidades de la estancia "La Tuna", de su amigo Francisco de los Santos (no el chasque artiguista, sino el otro, el que fue alcalde ordinario de la villa de Rocha), donde se sentía como en su propia casa y donde, cuentan, solía llegar cada tanto. Y, seguramente, por la cercanía de este territorio con el Brasil, lo que facilitaría las cosas al momento de ser necesario obtener refugio, atento a la afinidad de Don Frutos con los imperiales.

                
                       Fructuoso Rivera                                                         Manuel Oribe

2. UN ESCENARIO TRÁGICO.

      India Muerta es un nombre que  se repite en la geografía y en la historia del departamento de Rocha. En la vastedad territorial que encierran estas dos palabras, hay lugar para un arroyo, un bañado, una cuchilla y, en los tiempos modernos, hasta una presa.
     Nombre de un pago de leyendas y, él mismo, de leyenda. Denominación de uso corriente desde los siglos XVII y XVIII. 
      De manera singularísima India Muerta tuvo dos capítulos, en lo que a batallas se refiere, separados uno del otro por casi treinta años, en la primera mitad del siglo XIX. El protagonista común a ambas acciones militares fue Rivera, derrotado una y otra vez.
      En el paraje El Higuerón, entre los arroyos India Muerta y Sarandí de La Paloma, el entonces teniente de Artigas resulto vencido por las fuerzas portuguesas invasoras de la Banda Oriental, al mando del mariscal Pinto, el 19 de noviembre de 1816. Con el camino expedito, Carlos Federico Lecor avanzó sobre Montevideo, aún cuando Juan Antonio Lavalleja, Fernando Otorgués y el propio Rivera lo hostilizaron hasta las propias puertas de la capital.
      Exactamente 28 años y 135 días después, el 27 de marzo de 1845, el ahora general Rivera selló su destino militar y dejó toda la campaña oriental en manos de su adversario, Brigadier General Manuel Oribe, en el mismo lugar geográfico, cayendo derrotado a manos del caudillo entrerriano Justo José de Urquiza. Eran tiempos de la llamada Guerra Grande, periodo histórico complejo y no siempre entendido.


                                                                        Justo José de Urquiza

3. EL MARCO HISTÓRICO

      Entre los años 1830 y 1890, el Uruguay vivió en una permanente inestabilidad política y económica. Nuestro país estuvo caracterizado, hasta los primeros años del siglo XX, por el enfrentamiento armado entre los dos bandos o divisas, después partidos tradicionales, Colorado y Blanco o Nacional. Estas luchas fueron llamadas, genéricamente, "guerras civiles". La más extensa de ellas fue la Guerra Grande, dividida en dos periodos: 1839 - 1843 y 1843 - 1851.
     Los primeros gobiernos constitucionales se enfrentaron con una situación socio-económica no contemplada por la Constitución primigenia, donde las dicotomías campo-ciudad, doctor-caudillo, civilización-barbarie, trajeron aparejados enfrentamientos de índole comercial que aparecían como meras cuestiones personales o caudillescas. Estos estuvieron determinado, en todo momento, por la presión de Brasil, Argentina, Francia e Inglaterra. Las respectivas escuadras apostadas en el Río de la Plata tenían como misión sofocar o promover enfrentamientos, de los que siempre buscaban ventajas comerciales o económicas. 
       De esta forma los conflictos "locales" se transformaban en verdaderas guerras internacionales. A su vez, los caudillos estaban vinculados con sectores económica e ideológicamente afínes a los países limítrofes. los blancos de Manuel Oribe con los federales de Juan Manuel de Rosas, los colorados de Fructuoso Rivera con los unitarios argentinos. Esa diferencia ideológica desencadenó la Guerra Grande, pero podemos encontrar también como causas de este , como lo presentan algunos autores: la lucha del nacionalismo americanista contra el imperialismo europeizante, o la confrontación de la civilización con la barbarie. A todo esto, las dos potencias coloniales del siglo XIX, Francia e Inglaterra, se introducían en los asuntos internos del Río de la Plata y de Brasil, para lograr el control de la actividad comercial. Los centros industriales europeos necesitaban materias primas (carne, cuero y lanas)  y las tensiones sociales tenian como válvula de escape la emigración ¿Dónde se podían satisfacer todas esas necesidades? En América y, sobre todo, en el Río de la Plata. Las oligarquías autóctonas (latifundistas y comerciantes) aceptaban tal estado de cosas, pues respondía muy bien a la situación, a sus intereses, por ser ellos también importantes productores. Además como las incipientes artesanías nacionales aún no se habían transformado en verdaderas industrias, resultaba conveniente, para satisfacer las necesidades del consumo, abrir las puertas del Río de la Plata y la navegación hacia el interior (ríos Paraná y Paraguay).

              
                   Juan Manuel de Rosas                       Bernardino Rivadavia, presidente de Argentina
                                                                                   Promotor de la ideología unitaria

   Dichos puertos recibían mercaderías europeas, favorecidas por el liberalismo económico, manifestado a través de la ausencia de trabas aduaneras y, cuando Juan Manuel de Rosas insinuó aplicar estas trabas desde su gobierno en provecho de su sector estanciero -  saladeril, los imperialismos promovieron movimientos sediciosos contra el mismo. En esencia, la Guerra Grande fue la gran lucha de los sectores económicos para obtener la supremacía de sus intereses. Además de, en expresión de Juan E. Pivel Devoto, "un drama íntimamente ligado a la configuración de las nacionalidades de la Cuenca del Plata".


JUAN PIVEL DEVOTO es acaso el historiador uruguayo más significativo del siglo XX.

sábado, 23 de agosto de 2014

ETIENNE MOREAU

Aunque parezca que no, dicen que así fue: los indios de las costas de Rocha hablaron francés. Seguramente su profesor fue el pirata galo Etienne Moreau, ayudado por otros audaces marinos, que se aventuraron en estas costas para dedicarse a la faena de cueros y a su contrabando. Una investigación que el gobernador de Río de Janeiro hizo en 1714 demostró que entre Castillos y Montevideo, las playas eran ancladero de franceses que con la vista gorda de los guardias españoles se dedicaban a su redituable negocio.

Para 1717 los franceses ya habían entablado contacto con los nativos y se habían establecido en Maldonado explotando la industria del corambre, protegidos por una construcción militar dotada de cuatro cañones. Allí estaba Moreau con una flota de cuatro buques.

Preocupado por el saqueo del ganado de sus tierras, el gobernador de Buenos Aires y futuro fundador de Montevideo, Bruno Mauricio de Zabala, envió a una flota para perseguir a Moreau.


La misión tuvo éxito. El "San Francisco", la nave insignia del francés, y él mismo caen prisioneros, junto con los otros buques, 220 toneladas de carga, 18 cañones y 55 hombres.

Pero Moreau volvería. A fines de 1719 ya está otra vez en Maldonado, otra vez con cuatro naves, otra vez acumulando más y más cueros. Esta vez Zabala decide enviarle por tierra un ejército de 30 milicianos y 75 soldados y oficiales.

Ya en marcha por la Banda Oriental los hombres de Zabala encontraron cerca del río Santa Lucía dos ranchos y más de 1.500 cueros. Lo prendieron todo fuego. En Montevideo sostuvieron un nuevo encontronazo con los franceses. Incendiaron 30 barracas, pero no pudieron apresarlos. Volvieron a Buenos Aires.

Terminado el patrullaje Moreau volvió en 1720, otra vez con cuatro barcos, pero esta vez con más de 100 hombres bien armados. Según los documentos de la época, los indios guenoas lo secundan en sus operaciones, esta vez en la zona de Castillos.

Su posición y su fortaleza ponen en peligro la ruta del Río de la Plata, entendió Zabala, y volvió a cargar contra los galos, ordenándole al capitán Antonio Pando y Patiño que "desalojase a los franceses de cualquier parte donde hubiesen hecho asiento".

Pando se introdujo en la Banda Oriental con una tropa despareja: 54 veteranos, 27 milicianos y 25 indios chanás de la reducción de Santo Domingo Soriano.

 La suerte estuvo de su lado. En Maldonado un oficial español le entregó un prisionero mulato que había trabajado con los franceses y que bien conocía sus posiciones. Caminaron días y noches guiados por el prisionero a través de ríos y pantanos que, sin orientación, hubieran resultado un laberinto indescifrable.


El 24 de mayo encontraron a los franceses. Tomaron un pequeño descanso para la batalla. El mulato los guió entre nuevos pantanos y los puso en posición de fuego. El tiroteo duró media hora, algunos franceses intentaron llevar los cueros a sus navíos que, a su vez, dispararon contra los españoles.

Moreau encabezó la defensa y luchó con gran valor, hasta que un balazo del ayudante español Pedro José Garaycochea le entró por la boca y lo mató. Los franceses se rindieron, debiendo clamar: ¡viva Felipe V!

Siete murieron, 15 fueron heridos y 57 tomados prisioneros. Sus socios guenoas, los que hablaban francés, huyeron, muchos de ellos heridos, salvo dos tomados prisioneros. Varios de los que escaparon fueron muertos por certeros flechazos de los chanás, que también mataron así a un francés. También murieron algunos minuanes que colaboraban con Moreau. Ocho mil cueros fueron quemados.
 
Poco se sabe de los piratas que incursionaron en las costas de Rocha, Uruguay. La apacible costa del Este uruguayo esconde en sus bahías, roquedales y hermosas playas, muchas historias fascinantes entrelazadas con misterios y leyendas. Entre ellas, la historia de las andanzas de piratas en el Río de la Plata.
Alrededor del año 1700 los piratas merodeaban las costas del litoral este uruguayo, atacando navíos que bordeaban la costa con destino a España. Los saqueaban y luego, aparentemente, ocultaban sus tesoros en lugares de la costa.
Como en toda historia de piratas, hay tesoros ocultos, saqueos y feroces combates que nos llegan desde el fondo de la historia, envueltas en un halo de misterio y cierto romanticismo. Una de esas historias es la del corsario francés Etienne mOreau, que invadió las costas de Maldonado y Rocha llegando incluso hasta las márgenes del hoy Río Santa Lucía, varios kilómetros al Oeste de la Ciudad de Montevideo.
El Profesor Alejandro Paternain en su libro El señor de la niebla (Colección Deletras, Editorial Fin de Siglo, Uruguay 1993), nos relata en amena y novelada forma la dramática y poco conocida incursiónn de los corsarias en el Río de la Plata.
Los piratas y corsarios franceses se habían establecido en las costas del Este y merodeaban la zona desde comienzos del siglo XVIIII, aproximadamente, con base en la boca del arroyo Maldonado desde donde atacaban a las naves que surcaban el estuario, ejerciendo también la industria del cuero.
Aparentemente, según el famoso buscador de tesoros Rubén Collado, el producto de los saqueos era escondido en lugares como el Rincón de Piriz, sobre la margen izquierda del arroyo Maldonado, y en la isla Ca Huí. El sitio es cercano al hoy mundialmente conocido como Punta del Este, el balneario uruguayo por excelencia.
Muchos fueron los que buscaron los tesoros perdidos y aún hoy lo hacen. Sirva como referencia que el curso de agua que desemboca en la margen izquierda del arroyo Maldonado, ha sido denominado Manantial del tesoro por su supuesta relación con estas historias.
Se sabe que a través del tiempo han aparecido algunos objetos en el lugar, y que por el año 1893 un agricultor en un campo que bordea la zona topó su arado con un enterratorio de más de trescientas monedas de plata.
En 1717, el entonces Gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala, quien luego fundara el asentamiento militar que dio origen a Montevideo, envió una flota para terminar con la invasión derrotando y expulsando por primera vez a los corsarios.
Pero el pirata Moreau vuelve a fines de 1719 y se establece nuevamente. Entonces Zabala envía por tierra un nuevo ejército que, luego de varias escaramuzas, destruye los depósitos de cueros de los corsarios situados en lo que hoy son las orillas del Río Santa Lucía y en la bahía de Montevideo, pero desiste esta vez de perseguirlos.
Al año siguiente Moreau vuelve con varios barcos, más de 100 hombres bien armados y el apoyo de los Guenoas, indígenas de la región de buena relación con los franceses. Así, se instala en la actual zona de Castillos.
.Alertado Zabala, envía al Capitán Antonio Pando con una tropa compuesta por milicianos e indígenas de la nación Chaná, que habitaba el litoral del Río Uruguay, con la orden de desalojar nuevamente a los franceses.
Según reza el parte de batalla del Capitán Pando, el 24 de mayo se produjo el feroz enfrentamiento que culminó con la muerte de Etienne Moreau y la rendición de su tropa, poniendo punto final a aquella aventura corsaria en el Río de la Plata, no así a la leyenda y al misterio sobre tesoros perdidos que aún hoy perdura.


viernes, 22 de agosto de 2014

PLAZA DE TOROS REAL DE SAN CARLOS. COLONIA.URUGUAY


La Plaza de toros Real de San Carlos está ubicada en el departamento de ColoniaUruguay a pocos kilómetros de la zona histórica de esa ciudad, también conocida como Colonia del Sacramento. Es la única plaza que se mantiene en Uruguay y fue erigida con un estilo Mudéjar, muy similar a las plazas de toros de España, conservando arcos y algunos detalles de circunferencia. Es una obra realizada por el arquitecto argentino José Marcovich y el ingeniro Dupuy. La plaza de toros se inauguró el 9 de enero de 1910 contando con ocho corridas oficiales, si bien hubo más de ochenta, pues se continuó utilizando el espacio para espectáculos aún bajo la prohibición de corridas por parte del presidente Batlle y Ordóñez en 1912.


La plaza fue construida en ocho meses con el aval del parlamento uruguayo, quien otorgó los permisos para iniciar las obras del complejo. El material utilizado para su edificación fue suministrado por la fábrica de ladrillos y mosaicos La Arenisca. El diámetro del lugar asciende a los 100 metros, con un ruedo de 50 metros de diámetro.
La estructura de hierro de la obra, fue traída de Gran Bretaña y armada en su totalidad en Colonia. Éste hierro oxidado de la construcción se puede apreciar en parte de lo que conforma las ruinas de la plaza, considerada Monumento Histórico Nacional.
Manuel Caballero, fue hijo del Cónsul español, tramita el permiso municipal para edificar un complejo turístico en Real de San Carlos. El sitio se llamó Complejo Mihanovich y contaba con muelle, hotel y la Plaza de toros.
El lugar funcionó dos años consecutivos, hasta que en 1912 fueron prohibidas las corridas inexorablemente bajo la presidencia de Batlle y Ordóñez. En la actualidad, la plaza se encuentra en ruinas y no se puede ingresar a la misma por riesgo de derrumbe.

En sus inicios, los espectáculos que se brindaron fueron instrumentados con toreros y toros traídos de España, si bien se utilizaron toros de algunos países de Sudamérica como fue el caso de Perú, y en algunas ocasiones las corridas fueron realizadas con toros de Colonia. Los toreros que inauguraron oficialmente la plaza fueron los hermanos Rafael y Ricardo Torres, ambos oriundos de España, que vinieron especialmente para el espectáculo. Hubo vapores que se habilitaron ese día y en las corridas posteriores desde Colonia hasta el Muelle Real para las personas que deseaban llegar y retirarse del lugar, convirtiéndose en una atracción turística visitada por cientos de espectadores.

Si bien el público uruguayo no se mostraba simpatizante de las corridas de toros, la concurrencia era importante en cada evento -ocho mil personas participaron de la inauguración de la plaza- arribando en los vapores de la compañía Mihanovich (“Tritón”, “Rivadavia” y “Colonia”), los cuales cubrían el tramo Buenos Aires- Real de San Carlos en un promedio de seis horas. Con la prohibición de las corridas, la plaza y el Complejo Real de San Carlos eran utilizados para espectáculos artísticos, y el hotel siguió funcionando al igual que el casino.
En la revista Punto y Coma de Buenos Aires, el periodista Raúl Fandiño respondió en un artículo a la Sociedad Protectora de Animales quien solía opinar en desfavor de este tipo de actividades:
«...las corridas de toros, vistas desde el punto de vista sportivo, constituyen un espectáculo agradable y culto, baste señalar el hecho que el público bonaerense que asiste a las que se efectúan en el Real de San Carlos, no ha dado lugar hasta ahora a ningún incidente para que tenga que intervenir la policía uruguaya. Este sólo dato es la prueba más palpable de cultura». Buenos Aires, 17 de febrero de 1911.
El proyecto tuvo dos años de auge y prosperidad donde espectadores de otros departamentos del Uruguay se acercaban a presenciar las corridas. También acudían aficionados de Argentina en los vapores que se habían oficializado para el traslado de visitantes. La plaza contaba con restaurante, bares, escenario y un teatro, asegurando la extensión de otras atracciones como peleas de boxeo, murgas y cantantes. En el programa de una de las corridas se podía leer el siguiente texto:
“Se recuerda al público que no habrá derecho a protestar, por aquello de que a caballo regalado no se le mira el pelo. No mirar pues en domingo el pelo a la fiesta. Se ruega no arrojar al redondel objetos ni personas; no silbar ni traer a cuento la familia de los lidiadores, que no tienen nada que hacer en el asunto”.
Si bien hubo intenciones de reinaugurar las corridas, éstas no tuvieron éxito. Se consiguió una habilitación de la Intendencia Municipal de Colonia para realizar corridas de toros únicamente en ese departamento, iniciativa que no prosperó, siendo clausurada en 1912. En 1943, el Complejo Mihanovich, pasa a manos del Municipio de Colonia debido a las demandas contra la Sociedad Real de San Carlos. De esta manera, comienza el descuido que culmina con el abandono del Complejo y de la Plaza de toros, la cual es hoy un edificio en ruinas que ha sufrido algunos saqueos en su estructura. Su estructura de estilo sevillano puede visitarse y apreciarse desde las afueras del recinto, cercado por vallas para limitar el acceso al predio. En 2012, luego de una sudestada, la construcción sufrió la pérdida de la parte superior de la fachada, la cual que se encontraba en mejor estado de conservación que el resto de la edificación.
Ricardo Bombita Torres Reina

JUAN DÍAZ DE SOLÍS

Juan Pedro Díaz de Solís, Lebrija, Sevilla 1470/ San Pedro de Solís, Alentejo, Portugal - Punta Gorda, Uruguay, 20 de enero de 1516 fue un navegante y un explorador, considerado como el descubridor del Río de la Plata.

ORIGEN
Las fuentes divergen acerca del lugar de nacimiento de Juan Pedro Díaz de Solís, a tal punto que no se ponen de acuerdo ni siquiera en su país de origen. Puede haber sido portugués o sevillano de Lebrija, y haber nacido en, o alrededor de 1470. Si en verdad había nacido en Portugal, podría tener orígenes castellanos  u orígenes portugueses. Ingresó muy joven en la marina portuguesa como marino. Juan Díaz de Solis viajó muchas veces desde su juventud hasta la India como piloto de las armadas de la India, donde Portugal poseía colonias y administraba una gran actividad comercial. Al llegar a España se alistó en naves corsarias francesas en las que recorrió el Mar Caribe y desembarcó en Yucatán entre 1506 y 1507.

SOLÍS Y PINZÓN
En 1508, Díaz tomó contacto con Vicente Yáñez Pinzón, compañero de Cristóbal Colón en sus anteriores viajes de descubrimiento. Yáñez convenció a Solís de embarcarse juntos, y ese mismo año partieron hacia el oeste, en 1508.
No se conoce con precisión la ruta de ese viaje, pero en apariencia intentaban buscar la ruta a las Islas de  las Especias, el deseado pasaje a través del continente americano hacia el Pacífico y las Indias. Pasaron parte del tiempo explorando el Mar Caribe desde el Golfo de Paria (Venezuela) hasta la costa nicaragüense en la zona de Veragua. Al no encontrar el paso buscado, rodean la península de Yucatán y se adentran en el golfo de México hasta los 23,5º de latitud Norte, protagonizando uno de los primeros contactos con la civilización azteca. Yáñez y Díaz regresaron a España en 1509, pero una grave disputa entre ellos terminó con Solís en la prisión. Sin embargo, los magistrados estimaron que tenía la razón, y lo liberaron al poco tiempo.
El navegante consiguió hacerse amigo del rey fernando "el Católico", el cual, por su capacidad y pericia como marino, lo consideró como primer candidato al puesto de Piloto Mayor de Castilla, a la muerte del célebre Américo Vespucio (febrero de 1512). De este modo, Solís se convirtió en sucesor del florentino y en almirante de la flota del descubrimiento española.

VIAJE AL RÍO DE LA PLATA
El 14 de noviembre de 1514 Díaz de Solís capituló con el rey Fernando para que:

.fuera con tres navios á espaldas de la tierra, donde ahora está Pedro Arias, mi capitán general gobernador de Castilla del Oro, y de allí adelante, ir descubriendo por las dichas espaldas de Castilla del Oro mil setecientas leguas o más si pudiereis, contando desde la raya ó demarcación que vá por la punta de la dicha Castilla del Oro adelante, de lo que no se ha descubierto hasta ahora, sin tocar en tierra de Portugal, debiendo salir en Setiembre de 1515, hacer el viaje en secreto como que no es de mandato real, y al llegar á espaldas de Castilla del Oro, enviar un mensajero con cartas para hacer saber al rey, lo que descubriese y carta de la costa, y lo mismo á Pedrarias, y si halla camino ó abertura de Castilla del Oro á Cuba, avise esto inmediatamente.
                                                                                                                  Capitulación de Solís en 1514.


La expedición, que fue preparada en secreto en Lepe (Hueva) con 4000 ducados, estaba equipada con tres pequeñas carabelas y setenta marineros. El monopolio del comercio con Oriente estaba en manos de la corona portuguesa, que temía perderlo en favor de los españoles y por ese motivo desarrollaba una ingente tarea de espionaje en todos los puertos que su rival pudiera utilizar para enviar expediciones.
Descubierta la proximidad de la partida de Díaz de Solís, los portugueses intentaron sabotear los tres barcos, lo que falló. No pudieron, por ende, impedir la partida del explorador desde el puerto de Sanlúcar de Barramea el 8  de octubre de 1515. Juan Díaz emprendió su último viaje en la búsqueda del pasaje transoceánico. En caso de encontrarlo, planeaba atravesar el Pacífico hasta alcanzar el Extremo Oriente
Habiendo llegado a la costa del Brasil, Díaz de Solís navegó lentamente hacia el sur a la vista de tierra descubriendo la bahía de Babitonga (noreste del actual estado de Santa Catarina), bahía en la cual encontró un puerto al cual llamó de San Francisco, pasó por la Isla de Santa Catarina, prosiguió explorando la costa hoy riograndense y la uruguaya alcanzando Punta del Este el 20 de enero de 1516. Allí tomó posesión de la tierra en nombre del rey de España, llamando al lugar Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria. Así ingresó en el río de la Plata, una enorme extensión de agua dulce que configura el estuario de los ríos Paraná y Uruguay. Confundiéndolo con un brazo de mar de salinidad inexplicablemente baja, Díaz de Solís lo bautizó, precisamente, "Mar Dulce", y pudo penetrar en él gracias al escaso calado de sus tres carabelas.
Díaz de Solís se adentró en el estuario con una carabela e hizo escala en la isla Martín García, que bautizó así porque allí tuvo que sepultar al despensero de ese nombre, fallecido a bordo de la carabela.
Viendo indígenas en la costa orintal, Díaz de Solís intentó desembarcar con algunos de sus tripulantes (entre ellos Pedro de Alarcón y Francisco Marquina) en un paraje entre Martín Chico y Punta Gorda, o en alguna isla situada frente a esa costa. Solís y los suyos fueron atacados por un grupo de indígenas que los ejecutaron ante la mirada del resto de los marinos, que observaban impotentes sus muertes desde la borda del buque, fondeado a tiro de piedra de la costa. Los cadáveres fueron asados y devorados por los indígenas, que algunos autores identificaron como charrúas. Sin embargo, dado que éstos no eran caníbales y sí lo eran sus vecinos guaraníes, que vivían en las islas situadas en la costa opuesta, es a estos últimos a quienes se atribuye actualmente el hecho.
Los sobrevivientes, confundidos al haber perdido a su líder, y tomando el mando su cuñado Francisco de  Torres, regresaron inmediatamente al cabo de San Agustín, en donde recogieron palo Brasil y retornaron a España, arribando el 4 de septiembre de 1516. Desde entonces el estuario del río de la Plata fue conocido en España como río de Solís. 

jueves, 21 de agosto de 2014

ARROYO INDIA MUERTA 33°40′00″S 54°04′00″O

El arroyo India Muerta es un arroyo uruguayo que atraviesa el departamento de Rocha. Nace en la sierra de Rocha y corre de Sur a Norte hasta las proximidades de Lascano y luego al Este hasta morir en el río San Luis.

ORIGEN DEL NOMBRE
Pese a existir poca documentación sobre el arroyo de India Muerta, el profesor Anibal Barrios PIntos, al transcribir un texto de Isidoro de María, ha señalado que en el siglo XVIII en esa zona se hizo por parte de los españoles una persecución a una tribu de indios minuanes, en cuya oportunidad fue muerta una mestiza. Por ese motivo el arroyo de la zona y finalmente la represa habrían recogido el nombre de India Muerta.

REPRESA DE INDIA MUERTA
El arroyo India Muerta se encuentra represado. En 1983 se inauguró la represa de India Muerta, una presa localizada a 5 kilómetros de la Ruta 15 (km 99), entre las localidades de Velásquez y Lascano. La finalidad de la represa es regular las crecidas provenientes de una cuenca de 65.700 hás. y crear reservas de agua para riego en la zona de influencia.

BATALLAS DE INDIA MUERTA
En las inmediaciones del arroyo India Muerta se desarrollaron dos enfrentamientos bélicos. La primera batalla de India Muerta se llevó a cabo el 18 de noviembre de 1816. Significó la derrota de Fructuoso Rivera ante las tropas portuguesas al mando del mariscal Pinto de Araujo en el marco de la Invasión  Portuguesa de 1816
La segunda batalla de India Muerta fue librada el 27 de marzo de 1845 en el marco de la llamada Guerra Grande y tuvo como resultado el triunfo de los partidarios del presidente Manuel Oribe y la derrota definitiva del caudillo Fructuoso Rivera

BRUNO MAURICIO DE ZABALA

Bruno Mauricio de Zabala (Durango, 6 de octubre de 1682 - Río Paraná31 de enero de 1736), militar y administrador colonial español.
Nació en el arrabal de Zabala, situado a las afueras de la villa de Durango (actualmente integrado en el casco urbano de esta localidad), en la provincia de Vizcaya (Comunidad Autónoma Vasca, España). Su casa natal se conserva en la actualidad y sobre uno de sus muros pueden apreciarse dos placas conmemorativas de su labor fundacional allende los mares.
Participó en la Guerra de Sucesión Española al lado de Felipe V y en 1717 fue nombrado capitán general del Río de la Plata, donde reprimió la piratería y se enfrentó a los portugueses, que se querían adueñar de la ribera oriental de La Plata. Para defender la zona de los ataques de Portugal, levantó un fuerte en 1726, que se convirtió en el núcleo que daría origen a la ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo, la futura capital de Uruguay. También fue nombrado capitán general de Chile en 1731, aunque no llegó a tomar posesión del cargo.
En 1725 se enfrentó a la rebelión denominada Segunda revolución comunera de Paraguay, contra José de Antequera y Castro, y después de la muerte de este se enfrentó a sus seguidores en 1735, en otro levantamiento comunero.
Monumento en honor de Bruno Mauricio de Zabala en el centro de la Plaza Zabala, en Montevideo

GRITO DE ASENCIO EN LA BANDA ORIENTAL

El Grito de Asencio o la Admirable Alarma fue la decisión tomada por criollos de la Banda Oriental el 28 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, de emprender las primeras acciones revolucionarias contra las autoridades realistas españolas de Montevideo, adhiriendo a la Junta de Buenos Aires.
Luego de producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires en 1810, la parte de la Banda Oriental dependiente de la Gobernación de Montevideo permaneció fiel al gobierno español, mientras que el resto del territorio adhirió a la Primera Junta. A principios de 1811 solo la villa de Belén permanecía en obediencia de Buenos Aires, pues el resto del territorio oriental fue obligado a obedecer a las autoridades realistas que trasladaron su base regional a Montevideo. Sin embargo, entre la población, fundamentalmente de la campaña, comenzó a generarse un movimiento de opinión favorable al movimiento revolucionario.
En enero de 1811 Francisco Javier de Elío volvió a Montevideo desde España con el título de virrey del Río de la Plata. Desde ese momento inició los preparativos para declarar la guerra a la Junta de Buenos Aires, lo que hizo el 12 de febrero. Para ello tomó una serie de medidas fiscales que le permitían hacerse de recursos: regularización de títulos de propiedad de tierras para el pago de la contribución, solicitud de donativos patrióticos, impuestos a las importaciones de cuero, tabaco, control del contrabando permitiendo el comercio sólo a buques autorizados y a través de intermediarios nacionales.
Estas medidas perjudicaron a hacendados, comerciantes, barraqueros y navieros en su actividad mercantil, que estaba decayendo por la situación de crisis y el control español del comercio, ya que impedía el comercio con los británicos. A estas medidas se sumaron empréstitos forzosos al clero, empleados, propietarios, artesanos, hacendados, comerciantes y el uso de la fuerza para coaccionar a los pueblos a reconocer la autoridad española en Montevideo.
En consecuencia, algunos jefes militares al servicio del gobierno español, pero con gran asidero en la campaña oriental, se pasaron al bando revolucionario, como fue el caso de José Artigas el 15 de febrero de 1811, quien abandonó la guarnición realista de Colonia del Sacramento y se puso bajo las órdenes del gobierno de Buenos Aires, que le ordenó retornar a la Banda Oriental con auxilios para los levantamientos en la campaña.
Pero los preparativos revolucionarios habían comenzado en diciembre de 1810, cuando el alférez Justo Correa fue enterado de la posible presencia de tropas porteñas en el territorio de la Banda Oriental. Inmediatamente dio paso a la convocatoria a desertores y paisanos a levantarse en armas. Desde todos los rincones se movilizaron los hombres, acudiendo al llamado de los caudillos locales. En enero de 1811 Pedro José Viera, conocido como Perico El Bailarín, se sumó al llamado de Correa con veintiocho hombres. En febrero le siguió Venancio Benavides.
El día 24 de febrero llegó la esperada noticia, la declaración de guerra por parte de Buenos Aires. Ya para el 26 los patriotas, ocultos en un bosque sobre el arroyo Asencio en el actual Departamento de Soriano, eran unos trescientos.


EL GRITO DE ASENCIO
El 27 de febrero el contingente de revolucionarios comandado por Pedro José Viera decidió emprender las primeras acciones. Al día siguiente tomaron la cercana población de Mercedes y Santo Domingo Soriano.
Con Benavídes al mando de las tropas, los revolucionarios capturaron luego las poblaciones de El Colla, actual Rosario, el 20 de abril y San José, el 25 de abril. El 26 de mayo sitiaron Colonia del Sacramento, que cayó una semana después.
El incipiente movimiento recibiría un fuerte impulso con la incorporación de Artigas, que prontamente se convertiría en el líder de la revolución en la Banda Oriental


MONUMENTO A LA ADMIRABLE ALARMA
En en el Parque Asencio, lugar donde supuestamente se desarrollaron los hechos del 28 de febrero de 1811, se levanta actualmente el monumento a la Admirable Alarma con el escudo de Uruguay y los escudos departamentales de todo el país, hechos en hormigón. En ellos hay tierra de cada uno de los departamentos. El lugar se encuentra a unos 10 km de la ciudad de Mercedes