jueves, 14 de agosto de 2014

LA HISTORIA INDÍGENA RECIENTE DEL ESTE URUGUAYO ( III )

     Los pueblos de cazadores de las llanuras: En los territorios predominantemente llanos del Uruguay y Nordeste argentino, podemos ubicar diferentes parcialidades con un patrimonio cultural de tipo pámpido. Entre éstos, se destacan por ocupar las áreas litorales de mayor contacto durante el siglo XVI, a los Charrúa en la Banda Norte del río de la Plata. Estos grupos compartían con los grupos pampeanos "primitivos" y grupos chaqueños, pautas culturales comunes aunque mostrando muchas veces adaptaciones ambientales e influencias culturales locales, relacionadas con su ubicación geográfica o los procesos socioculturales desarrollados localmente. Dichas bandas nómadas o seminómadas de cazadores incluían  además de Charrúas, a Minuanes, Guenoas, Yaros y Bohanes, quienes ostentaban las estructuras socioculturales de la región, más distantes del conquistador. Tales grupos permanecerán inicialmente alejados del proceso desencadenado con el descubrimiento  y podrán sobrevivir por mayor tiempo, al menos hasta una segunda etapa, que implicará la ocupación real y directa del territorio, ya en el siglo XVIII.


     Estos pueblos en contacto con el conquistador, sufrirán transformaciones, unas veces lentas, otras vertiginosas, desencadenándose dinámicos procesos, que supondrán una más o menos rápida destrucción de su cultura: ritmos de aculturación, incorporación y aniquilación de las sociedades indígenas nativas. Hacia mediados del siglo XVI, al transformarse el Plata en un mero territorio de pasaje hacia el corazón del Continente, siendo Asunción del Paraguay el centro motor de los intereses de momento, asistimos, a la desaparición de los Tupiguaraníes del Delta del Paraná, rápidamente absorbidos por el proceso colonizador y, al comienzo del aniquilamiento de los grupos guaranizados del Este atlántico, los que sufren un masivo comercio de "rescates" (esclavista) desarrollado por el colono portugués desde San Vicente.

     Las llanuras centrales, con una población nómada y numéricamente inferior, se mantiene aún casi al margen del proceso, al carecer su territorio de interés mercantilista. Sólo circunstanciales contactos marca para ellos un todavía lento proceso de aculturación.

     En cuanto a la presencia de dichos Tapuias en los territorios del Sur de Brasil y Este uruguayo existen numerosas referencias. Soares de Sousa en su Memoria (1587):
Danza de los Tapuias, Albert Eckhout.
                                                 

 "Tapuias es el más antiguo pueblo que vive en esta costa, de la cual antes dominaban desde la boca del Río de la Plata hasta el Río Amazonas (...), con el pasar del tiempo fueron lanzados de allí por sus contrarios, por sufrir divisiones y enemistades unos con otros (...). Los contrarios los tiraron a la fuerza, alejándolos de la ribera del mar de que ellos eran los poseedores".

     Dicho autor afirma que más de 200 leguas por el Sertao hacia el Sur de Bahía, está todo poblado de Tapuias, contrarios entre sí, pero:

" Todos hablan, cantan y bailan de una misma manera y tienen las mismas costumbres en el proceder de sus vidas y forma de ser, mostrando muy pocas diferencias."  Dicho autor ya que las Tapuias de Bahía "que viven tan alejados de los de Río Grande del Sur, son todos uno y tienen una misma forma de vida y costumbres." La mención a Tapuias que hemos ubicado más al sur y dentro del actual territorio uruguayo, se refiere a la región de Castillos, actual departamento de Rocha. El área ocupada de acuerdo a las crónicas, por estos Tapuias del Sur coincide notablemente con el área en que se localizan las estructuras monticulares, llamadas por los pobladores actuales de la región, "Cerritos de Indios". ¿ Por qué las historiografía tradicional no había considerado a estas poblaciones?

     La explicación podría radicar en factores fundamentalmente ideológicos: la región aludida tiene un poblamiento europeo muy tardío. Transcurrirá más de un siglo y medio antes que se ocuparán esos territorios, marginales en el proceso inicial de la conquista, calificados como "sin provecho". Cuando dicha ocupación se da, ya a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, sólo sobreviven Charrúas y Minuanes. En función de la escasa valoración imperante acerca de la sociedad indígena, considerada salvaje, primitiva y bárbara, no hubo en dificultad en suponer que antes no hubo nada diferente en dicha región. Por otra parte, los temas de estudio se concentran mayoritariamente en el conquistador y sus vicisitudes y los procesos fundacionales desarrollados, sin reparar, en territorios incivilizados.

 

      La falta de interés inicial en el territorio, lleva a un contacto muy furtivo y esporádico con los indígenas de la región, al comienzo del proceso. Los territorios litorales adquieren así un rol distinto, el de "tierra de paso" hacia el interior del Continente, cuyas supuestas riquezas fueron aportando topónimos, como de propio Río de la Plata, demostrativos del interés por la tierra bajo la óptica mercantilista dominante. Los territorios del Este, seguían siendo una mera región de paso y sin provecho alguno, reduciéndose los contactos a algunos puntos del litoral y en general ocasionados por hechos fortuitos: naufragios, necesidades de abastecimiento...

     En general, durante los primeros tiempos, la relación entre europeo e indígena será pacífica a pesar de frecuente acoso soportado por los nativos, ya sea con fines de obtener recursos alimenticios, o en las indigaciones sobre la existencia de metales preciosos en la región. Los asentamientos europeos serán de carácter transitorio y se relacionan con el control de lugares específicos con valor estratégico o próximo a las rutas principales que debían llevar a los tesoros del Continente.

     A pesar del escaso contacto, las poblaciones locales sufren disminuciones notorias: epidemias que diezman principalmente a aquellos grupos que habitan en aldeas más próximas a los lugares donde moran los europeos. La viruela, por ejemplo, según el relato de Anchieta, causó numerosas muertes poco después de la fundación de Sao Paulo. El sarampión, también se extendió con gran pestilencia entre los indígenas que, desprovistos de protección hereditaria morían sin remedio. El uso de mujeres indígenas como concubinas y muchas veces además de éstas, jóvenes y niños  como personal de servicio o en las tareas de cultivo, resultará muy frecuente, constituyendo otro factor importante de desintegración social, aunque afectando, áreas muy localizadas.
               

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