martes, 9 de septiembre de 2014

PRESIDENTES DEL URUGUAY: FRUCTUOSO RIVERA ( hasta 1838 ) ( y III )

José Fructuoso Rivera y Toscana (Durazno, 17 de octubre de 1784 - Melo, 13 de enero de 1854), militar y político de Uruguay. Fue el primer presidente constitucional, luego de diversas participaciones en las luchas independentistas. Fundador del Partido Colorado.


PRIMER PRESIDENTE DEL ESTADO ORIENTAL DEL URUGUAY

Gabinete

MinisterioNombrePeríodo
Gobierno y Relaciones ExterioresJosé Longinos Ellauri1830 - 1831
Joaquín Suárez1831
Santiago Vázquez1831 - 1832
Francisco Joaquín Muñoz1832
Santiago Vázquez1832 - 1833
Francisco Llambí1833
Lucas José Obes1833 - 1834
HaciendaGabriel Antonio Pereira1830 - 1831
Román de Acha1831
Santiago Vázquez1831 - 1833
Lucas José Obes1833 - 1834
Guerra y MarinaIgnacio Abdón Oribe1830 - 1833
Manuel Oribe1833 - 1834

Rebeliones internas: Lavalleja y los indígenas

El ex gobernador Lavalleja, desplazado, aprovechó algunos disturbios en el interior – ocasionados por la indefinición en los títulos rurales – para intentar varias revoluciones: en junio de 1832, atacó Durazno. Poco después, el coronel Eugenio Garzón fracasó con un intento de golpe de estado, y ambos tuvieron que huir. En febrero de 1833 entró por Cerro Largo el argentino Manuel Olazábal, pero al carecer de apoyo debió retirarse. En marzo de 1834, Lavalleja desembarcó cerca de Colonia y cruzó el país reuniendo gente, pero terminó expulsado por el otro extremo del país, en Cuareim.
Rivera, que permanecía la mayor parte del tiempo en el interior, se encargó personalmente de reprimir cada uno de estas revueltas, para las que contó con la cooperación del Brasil.
También fue responsable– aunque principalmente a través de su sobrino Bernabé Rivera – en el exterminio de la población charrúa y guaraní El episodio más destacado tuvo lugar en la llamada Matanza de Salsipuedes: ante los reiterados ataques a estancias de parte de indígenas charrúas, a los que se unieron grupos guaraníes que habían huido de Bella Unión debido a las malas condiciones de vida imperante, Rivera invitó a varios caciques a un parlamento. Se trataba de una trampa, en que fueron masacrados centenares de indígenas.
De esa matanza escaparon muy pocos individuos y se los tuvo por exterminados a partir del envío a París, a efectos de ser "estudiados" y ser exhibidos como parte de un show circense, conocido como los últimos charrúas, pequeño grupo formado por una mujer y tres hombres.
Bernabé Rivera siguió persiguiendo a otros grupos indígenas, aplastando otras sublevaciones en Bella Unión. En una de ellas fue emboscado y muerto por los indígenas. La población de Bella Unión terminó por ser diseminada en distintos puntos del interior uruguayo, salvo algunos grupos de guaraníes que pasaron a la Argentina.
En 1835, el desprestigio del gobierno de Rivera había llegado a un punto tal que se temía que las próximas elecciones fueran ganadas por Lavalleja. Pero Rivera, que había intentado evitar alzamientos lavallejistas nombrando a Manuel Oribe su Ministro de Guerra, decidió dar un paso más en esa dirección: nombró candidato a presidente al propio Oribe, con lo cual dividió a los partidarios de Lavalleja.
Antes de asumir el mando el general Oribe, Rivera se asignó a sí mismo el cargo de Comandante General de Campaña; en el interior, este cargo estaba prácticamente fuera de la autoridad del presidente.
Dejó el gobierno el 24 de octubre de 1834.


Oribe se encontró con un tesoro nacional exhausto, un notable desorden administrativo y el interior del país en manos de su oponente. De modo que el presidente inició investigaciones por las irregularidades cometidas por la administración anterior, en las cuales se vieron envueltos los más destacados partidarios de Rivera.
Para empeorar las cosas, se inició la revolución de los farrapos en el sur del Brasil, con el resultado de que los derrotados de ambos bandos huían hacia el Uruguay. Inicialmente Rivera prestaba apoyo al general riograndense Bentos Manuel Ribeiro, su antiguo compañero en la Cisplatina, de modo que Oribe se vio obligado a quitarle su poder militar, para no atraerse represalias de parte del Imperio brasileño.
De modo que Oribe suprimió la comandancia de campaña. Falto de tacto, indultó a los partidarios de Lavalleja que Rivera había castigado, y después de algún tiempo repuso la comandancia de campaña, pero nombrando para el cargo a su hermano Ignacio Oribe.
Interpretando todos estos hechos como ataques en su contra, en julio de 1836 Rivera inició una revolución contra el presidente Oribe. Apenas un mes más tarde, el presidente Oribe lo derrotó en la Batalla de Carpintería, obligándolo a huir hacia Porto Alegre. Fue en esa batalla que se utilizaron por primera vez las divisas blancas para Oribe y rojas para Rivera, dando lugar a la fundación del Partido Blanco (renombrado como Partido Nacional en 1872) y el Partido Colorado, de los cuales estos dos personajes son considerados fundadores. Estos son los llamados Partidos Tradicionales en Uruguay, y siguen existiendo hasta la fecha.
Desde allí regresó con gran apoyo brasileño, y llevando como oficiales a muchos militares argentinos pertenecientes al Partido Unitario, entre ellos el general Juan Lavalle. Durante varios meses la guerra continuó indecisa, pero a mediados de 1838 Rivera traicionó al riograndense Bentos Manuel Ribeiro y así abandonó a los farrapos para así Rivera aliarse nuevamente al emperador brasileño. Por su parte, Oribe negó el permiso a la escuadra francesa durante el conflicto entre ese país y el gobernador porteño Juan Manuel de Rosas. De todos modos, la flota francesa bloqueó el Río de la Plata, incluyendo al puerto de Montevideo.
En esas circunstancias, Rivera obtuvo el triunfo en la Batalla de Palmar sobre Ignacio Oribe, gracias a la conducción en combate del porteño Juan Galo Lavalle que era uno de los aliados y apoyos que tenía Rivera. Las fuerzas de Rivera controlaron todo el interior del país y sitiaron Montevideo. Con la capital sitiada y el puerto bloqueado – e incluso bajo amenaza francesa de bombardear la ciudad – Oribe presentó la renuncia a la presidencia, aunque se reservó el derecho de reclamar contra la imposición violenta de la misma. A continuación se retiró a Buenos Aires, donde el gobernador lo recibió como al presidente constitucional del Uruguay. En esa época, Rosas le puso el mote de "pardejón", que no era un gesto racista, sino que se refería a un tipo de mulo salvaje y difícil de amansar.

Manuel Oribe

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