jueves, 17 de julio de 2014

VERSOS CRIOLLOS

MI  TAPERA

Entre los pastos tirada 
como una prenda perdida, 
en el silencio escondida 
como caricia robada, 
completamente rodeada 
por el cardo y la flechilla 
que, como larga golilla, 
van bajando a la ladera, 
está una triste tapera 
descansando en la cuchilla 

Allí, en ese suelo, fue 
donde mi rancho se alzaba, 
donde contento jugaba, 
donde a vivir empecé, 
donde cantando ensillé 
mil veces el pingo mío, 
en esas horas de frío 
en que la mañana llora 
cuando se moja la aurora 
con el vapor del rocío. 

Donde mi vida pasaba 
entre goces verdaderos, 
donde en los años primeros 
satisfecho retozaba, 
donde el ombú conversaba 
con la calandria cantora, 
donde noche seductora 
cuidó el sueño de mi cuna 
con un beso de la luna 
sobre el techo de totora. 

Donde resurgen valientes, 
mezcladas con los terrones, 
las rosadas ilusiones 
de mis horas inocentes; 
donde delirios sonrientes 
brotar a millares vi, 
donde palpitar sentí 
llenas de afecto profundo, 
cosas chicas para el mundo 
pero grandes para mí. 

Donde el aire perfumado 
está de risas escrito, 
y donde en cada pastito 
hay un recuerdo clavado; 
tapera que mi pasado, 
con colores de amapola, 
entusiasmado enarbola, 
y que siempre que la miro 
dejo sobre ella un suspiro 
para que no esté tan sola. 

                                 Elías Regules




DE «LOS GAUCHITOS» 

Entre circular guirnalda 
se destaca el suelo agreste 
y un manto de tul celeste 
cubre la verde esmeralda. 
Desde la cumbre a la falda 
corre un hilo cristalino, 
y el valiente torbellino 
rodando con gentileza 
rompe la dura maleza 
del terreno campesino. 

El arroyo descuidado 
moja jugando la orilla, 
donde bebe el coronilla 
y el sarandí colorado. 
Como concierto soñado 
en la selva virginal, 
alegran el pajonal 
los gritos del terutero, 
los redobles del jilguero 
y las quejas del zorzal. 

De invisible surtidor 
y en cunita perfumada, 
al cortar una mirada 
nace sonriente el amor. 
Titánico, seductor, 
gasta tímido lenguaje, 
pero es de noble linaje, 
amor delirante y ciego, 
amor de vida, de fuego, 
con ribetes de salvaje. 

Esa es la tierra tendida 
desde el Uruguay al Plata 
que su bandera desatada 
orgullosa y atrevida. 
Esa es la tierra querida 
con cariño colosal, 
es la tierra celestial 
que adoro con frenesí, 
la tierra en que yo nací 
el lindo suelo oriental. 

                              Elías Regules


DE «EL ENTENAO» 

Soy el criollo americano 
de este pedazo de cielo, 
soy el hijo de este suelo, 
soy el alegre paisano. 
Soy el gaucho campechano 
de alma noble y corazón, 
que pasiando en redomón, 
echo pa atrás y muy ancho, 
vivo feliz en mi rancho 
hecho de paja y terrón. 

Soy el de la cara tostada 
que haciendo sonar el basto, 
voy acariciando el pasto 
y pasando la cañada. 
Soy el de juerte mirada, 
soy el duro pa morir, 
el condenado a vivir 
entre sauces y totora, 
soy el gaucho que no llora 
pero que sabe sentir. 

Soy el risueño cantor 
que a la música escuchando, 
voy con sonrisas cantando 
lo más lindo y lo mejor. 
Soy también el payador 
del lastimero cielito 
que el compás de un estilito, 
en horas negras, sin calma, 
saca una pena del alma 
y la tira al infinito. 

Soy el taita que retruca 
generoso y altanero, 
el que saluda al pampero 
con el sombrero en la nuca, 
el que peliando se educa, 
y apriende a golpe y revés, 
el perseguido del Juez, 
el entenao de esta tierra, 
que es el primero en la guerra 
pa ser último después. 

                                 Elías Regules



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