El sentimiento patrio es innato en el gaucho, forma parte integrante e indivisible de su alma. Ese sentimiento patrio, "sin el cual no hay corazón de hombre que sea más que un vil saco de polvo" - como ha dicho Rodó - era su afecto más caro, más acendrado. Con su sangre valiente y generosa, impulsada siempre por un corazón tan noble como altruista regó nuestros campos, la derramó sin usura, sin otro ideal que librar el suelo patrio del yugo extranjero.
El gaucho formó de inmediato en las tropas patricias al primer toque de llamada, abandonando todo, hogar, familia, hasta las comodidades que lo hacían feliz.
Muchos de nuestros grande próceres fueron gauchos, a los que sólo diferenciaba de la masa popular, del grueso del ejército, sus relevantes condiciones de inteligencia. (Arturo Scarone, "El Gaucho").
En igual sentido la opinión de Bauzá, cuando hace inventario de los caudillos que rebelados contra España, forman las huestes artiguistas: "Gobernaba el pueblo de Belén, según se ha dicho, en calidad de comandante militar, el teniente de milicias D. Francisco Redruello, adepto a la causa de la emancipación, quien acababa de facilitar la fuga de Rondeau en su paso por aquellas alturas. Contando con semejante aliado, cuya disposición les allanaba el camino, D. Julián Laguna, futuro general de la república, y el brasileño D. Manuel Pintos Carneiro, hacendado influyente, sublevaron al vecindario, fraternizando enseguida los de la campaña con los del pueblo. Cundió la chispa revolucionaria por entre los distritos más inmediatos, prosiguiendo hasta los más lejanos. El de Lunarejo, en el Norte mismo, fue sublevado por Blas Basualdo. El de Tacuarembó por Baltasar Ojeda, paraguayo, futuro baqueano mayor del ejercito nacional, y ahora improvisado jefe insurrecto. El de Arroyo Grande fue sublevado por D. Miguel Quinteros, en consorcio con los hermanos paraguayos D. Baltasar y D. Marcos Vargas, conocido el primero de ellos por Balta - Vargas entre el paisanaje. Todos estos caudillos quedaron el frente de las bandas que habían levantado en calidad de jefes." Y, ¿quiénes constituían esas "bandas"? Eran los gauchos, peones, capataces, baqueanos, troperos; es decir la mayoría de los pobladores de la campaña.
Sigue Bauzá enumerando pago a pago, el nombre de los jefes o caudillos que eran seguidos por sus vecinos en una insurrección generalizada. Así, entre otros, Fernando Otorgués, primo de Artigas y capataz de la invernada del Rincón del Rey.
La fortaleza del movimiento se debió a la diversidad de los rebeldes, que por encima de las diferencias sociales o económicas, se brindaban en conjunto a al causa americana y que formaron, en poco tiempo, el importante aporte militar que realizó Artigas a la causa presidida por Buenos Aires.
EL GAUCHO
"¡ Nómada de la llanura
del Tacuarí hasta el Daymán
o sombra de Zapicán
que deja la sepultura !
Genio, destreza y bravura
demuestra en el entrevero,
cuando grande sin ser fiero
sólo, en medio del combate,
resiste el bárbaro embate
de rachas de ese pampero.
De los palmares del Yi
fue encarnación del patriota
y probó que no era ilota
al vencer en Sarandí.
Desde el Negro al Tacuarí
sonó su diana triunfal,
opúsole al imperial
por arma, bota y facón,
y logró así en el Rincón
triunfar el gaucho oriental.
Es el alma de mi tierra,
es el señor de los llanos,
azote de los tiranos
y el Aquiles en la guerra;
el superhombre que encierra
todo un poema bendito;
el triunfador del Cerrito
cuya firmeza espartana
debe grabarse mañana
en ñandubay y en granito."
Natalio Botana Espárrago "El Fogón" 18 de febrero de 1906
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